
El martes, la Federación informó que algunos jugadores fueron atacados con “inaceptables comentarios racistas y de odio en las redes sociales”, por lo que preveía presentar una queja contra los autores de dichas publicaciones.
“La Federación Francesa de Fútbol condena con la mayor firmeza estas conductas y abusos intolerables”, indicó el organismo en un comunicado.
Funcionarios del gobierno francés han expresado su indignación tras los insultos. Isabelle Rome, ministra a cargo de la equidad de género, comentó que entre los jugadores a quienes apuntaron los insultos figuraron Kylian Mbappe y Kinglsey Coman.
El Bayern Múnich, club alemán donde milita Coman, condenó también los comentarios racistas contra el extremo, uno de los jugadores que fallaron durante la tanda de penales que definió la final del domingo
“La familia del Bayern está contigo, King. El racismo no tiene lugar en el deporte ni en nuestra sociedad”, escribió el conjunto bávaro en Twitter.
Amelie Oudea-Castera, ministra francesa del deporte, expresó en la misma red su apoyo a Coman y a todos los jugadores que fueron víctimas de abusos. Recalcó que este tipo de comentarios “no tiene cabida en el fútbol ni en ningún otro lugar”.

Fueron tantos los aficionados que invadieron la capital argentina que los jugadores tuvieron que abandonar el autobús que los transportaba a Buenos Aires y se subieron a helicópteros para dar un paseo sobre la capital que el gobierno aseguró fue un desfile aéreo.
“Los campeones del Mundo están sobrevolando todo el recorrido en helicópteros por que se hizo imposible seguir por tierra ante la explosión de alegría popular”, dijo Gabriela Cerruti, portavoz del presidente Alberto Fernández en Twitter.
Tras sobrevolar puntos clave de Buenos Aires en donde se reunieron los aficionados, el helicóptero regresó a las instalaciones de la Asociación de Fútbol de Argentina fuera de la capital.
Muchas personas siguieron un tiempo después festejando en las calles y otros emprendieron el regreso a sus casas con las caras largas.
“Estamos enojados porque el gobierno no organizó como debía para que nosotros festejemos; nos robaron la Copa del Mundo”, dijo a The Associated Press Diego Benavidez, de 25 años, quien llegó a la capital muy temprano para ver a la selección campeona.
Por ejemplo, un Mundial. Y a los mejores futbolistas del orbe. Y puede aglutinar todo en un paquete perfecto y presentarlo ante un público global de millones de personas.
El poder del dinero fue evidente el domingo en la ciudad qatarí de Lusail, donde Argentina venció 4-2 a Francia por penales para convertirse en monarca mundial por tercera vez en la historia y dar a Lionel Messi el único trofeo que le faltaba en su carrera ejemplar.
Uno de los desenlaces más electrizantes en los 92 años de historia del certamen incluyó un empate 3-3 luego de los tiempos extra, así como un doblete de Messi y un triplete de Mbappé.
“Fue una locura, pero merecíamos ganar”, dijo el técnico argentino Lionel Scaloni. “Sé que es sólo un partido de fútbol, que es un Mundial, que no va más allá del fútbol, pero para nosotros es algo más. Que festejen. Que disfruten”.
El final no constituyó un mal resultado para Qatar, que desembolsó alrededor de 200.000 millones de dólares para llevar a cabo el certamen más prestigioso del mundo del fútbol.
Cientos de millones más han sido erogados para reclutar a Messi y a Mbappé en el París Saint-Germain, de propiedad qatarí.
Y aquí, en el máximo escenario deportivo, se presentó el epílogo perfecto para este emirato rico en gas y petróleo.

Los miembros del equipo, liderados por su capitán, Lionel Messi, eran todo sonrisas el martes al bajar de su avión en Ezeiza, a las afueras de la capital argentina, y caminar por una alfombra roja desplegada para ellos.
Messi fue el primer jugador en salir del avión con el trofeo del Mundial poco antes de las 3 de la madrugada, acompañado del técnico Lionel Scaloni, que rodeó al capitán con el brazo mientras pasaban junto a un cartel con el mensaje “Gracias, campeones”.
El equipo fue recibido por la banda de rock La Mosca, que interpretó “Muchachos”, una canción escrita por un aficionado con la música de un viejo tema del grupo y que se convirtió en el himno extraoficial de los hinchas argentinos en el torneo de Qatar.
Los recién coronados campeones del mundo subieron a un autobús descubierto y se vio a varios de ellos, incluido Messi, cantando “Muchachos” mientras esperaban a que todo el mundo subiera a bordo para dirigirse a la sede de la Asociación del Fútbol Argentino.
El autobús avanzó a paso de tortuga mientras los hinchas, muchos de ellos ondeando banderas albicelestes, rodeaban el bus en una autopista deseosos de ver a los jugadores, y las fuerzas de seguridad trataban de controlar a la multitud.
Durante el recorrido, Messi sostuvo el trofeo mientras los jugadores saludaban a los hinchas y a menudo cantaban con ellos.

Pero el astro francés de 23 años acabó alicaído y derrotado en una épica final ante Argentina, zanjada por penales tras un empate 3-3 el domingo.
Al cabo de tres extenuantes horas en el estadio Lusail, Mbappé recibió en la cancha el consuelo del presidente francés Emmanuel Macron, quien bajó para la ceremonia de premiación.
“Kylian dejó su huella en esta final”, dijo el técnico de Francia Didier Deschamps. “Pero sintió una tristeza”.
Mbappé salió al rescate de Francia dos veces en el partido.
La primera fue cuando apenas quedaban 10 minutos por disputarse en el tiempo regular para los campeones defensores, abajo 2-0 en el marcador. Hasta entonces, el atacante había estado prácticamente desaparecido.
Pero sus dos goles en menos en 97 segundos — un penal a los 80 minutos y una volea desde el costado izquierdo a los 81 — resucitaron a la selección francesa y forzaron la prórroga.